miércoles, 5 de enero de 2011

-Siempre me ha gustado el invierno, pero este me entristece tanto...-dijo apoyando la cabeza en su hombro- Tengo la sensación de que he perdido lo que de verdad me importaba. Soy como una brujula rota, girando en todas las direcciones sin marcar nunca el norte. Nada parece tener sentido ya. Me molestan los días, pero las noches son peor. Quiero aferrarme al otoño, y a lo que solia tener. Las hojas que caen son las lagrimas que guardo dentro de mi. El viento, silbando por las noches, no es más que mis aullidos de angustia. El sentido de mi vida ha desaparecido. Jamás va a volver. Ahora no soy nadie, nadie.


Flores en el ático, V. C. Andrews.

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