viernes, 10 de septiembre de 2010

¿Y si muriera antes mismo de abrazarla?

Sensación de salto al vacío, felicidad del vuelo, miedo a estrellarse.
Sus dedos languidecen detrás de mi cuello, los míos se pierden agradablemente en algún lugar por debajo de sus omoplatos. Intento soldar el sueño a la realidad, pero trabajo sin máscara.

Nuestras bocas se aproximan.

El tiempo se ralentiza, en los relevos más melodiosos del mundo. Se mezclan, delicada e intensamente. Su lengua me transmite sabores y miles de impresiones, pero la mejor es que su lengua sabe a fresa.

La mecánica del corazón , Mathias Malzieu.

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