jueves, 19 de agosto de 2010

Pidedeseos.

Censura, privación. Cuarto, cerrado.

Todo lo que pude decir, no lo dije. Casi, al menos en lo que me resta de vida, puedo pensar en las palabras de la carta que nunca escribí. Componiendo puedo decirte que está mi corazón, triste canción de invierno sin flor.

Si te preguntas por mi, olvídame.
Hiervo. ¡Ah! Qué calor.
Me evaporo con el agua, con el agua. Agua.
Subo a las nubes lentamente, tu no lo puedes ver, no estás aquí.
Son de fino algodón gris, o grises se han tornado las nubes conmigo, no lo sé.
Las cargo con todo yo, todo cuerpo, todo o nada.
Solo el viento es testigo de mi ascenso, me quedé sola.
Oigo el sonido del mar, tierra. Me evaporo. Subo, vuelo y no destiendo. Todo se mueve, nada me sigue. No he tenido tiempo, n
i para despedirme.

Tendrías que ver esto, es seda lo que recubre cada ápice de mi, o de lo que una vez fui yo.

Falacia de la nube, me dice que me descargará cerca. No me ha dicho si seré una lluvia fina, de esa que acaricia mejillas, besándolas con cada gota; o chaparón, ese que con cada gota que choca contra los critales de una ventana es capaz de aplastar los sueños de todas las personas.

Desnuda te acercas al cristal, ves un monzón. ¡Menuda tormenta!
El viento frio tartamudea en tu ventana, estás harta. La abrés y aire choca contra ti.
No quisiera tocarte, sé que soy helado, pero no sé cuantas oportunidades más tendré de acercarme a ti.
Tu temperatura corporal es tan alta que podrías convertirme en viento tropical si quisieras.
Ahora, siendo aire, siendo nada, invisible a los ojos de la embrujada chica a la que nunca le dije nada, ahora te tengo entre mis brazos.
No hay límites, soy aire, soy gas.

No comprendes.
La única verdad de mi vida, eres tú.
Fue sin querer, pensaste en mi.
Una clara imagen de lo que fui antes de evaporarme te inundó de un miedo espantoso.
Y tú, desnuda en tu ventana, te arrodillas frente al mundo y lloras.

Y al llorar descargas todo. Todo lo que fuieste conmigo, todo lo que fuiste sin mi. Todo lo que era contigo, todo lo que soy yo sin ti.
Me descargas entera.
Y al hacerlo me matas.
¡Qué muerte más dulce y qué grande el estado gaseoso!


No hay comentarios:

Publicar un comentario