domingo, 22 de agosto de 2010

Odio que alegres mi corazón. Aún más que me hagas llorar. Odio no tenerte cerca. Pero sobre todo odio no poder odiarte, ni siquiera un poco.


Cerró los ojos, pero el recuerdo de Jack seguía vivo en su interior, y se preguntó si lograría olvidarlo y seguir adelante sin él.
Se preguntó si debería haberle dicho que sí lo necesitaba, que su vida resultaba gris si él no estaba para pintarla con su sonrisa, que en aquellos meses se habia acostumbrado tanto a tenerlo cerca que ahora se sentia vacía y espantosamente sola.

Y se preguntó también si, de haberlo hecho, de haberle confesado todo aquello habría cambiado en algo las cosas.
Probablemente no, pensó.
Al fin y al cabo, se dijo a si misma con rencor, Jack estaba deseando marcharse.


Memorias de Idhún, Laura Gallego García.

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